Así sea, como aquel día de marzo de 2005, quiero despertarme en la calle Paseo y caminar el Malecón entero, con los silencios de las mañanas comunistas de domingo, con el leve oleaje del océano de 90 millas, invisible muro de las (des)vergüenzas, inmenso telón del Malecón.
Compañero, la juma de ayer ya se me pasó. Todo pasa y todo queda, y las jumas que se demoran más de 50 años también se acaban.
Soy periodista me gusta viajar y conocer gentes, disfrutar de las geografías distantes que me permite este idioma, me gusta el cante y el baile, la ironía popular de Andalucía, pasear por Granada y vivir con la ventana del mundo abierta en internet. Mientras se pueda, trabajo para vivir y vivo para seguir conociendo esos lugares interesantes que uno descubre en los libros, en los reportajes y el cine.
Era otro tiempo, en el que subir y bajar esas escaleras tenía algo de épico, de descubrimiento de otro mundo, otras constumbres y modos de vida tradicionales, de entender la estrechez de aquellos muros de adobe con la naturalidad de los brazos en jarra.
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