18 de enero de 2007

REDES DEL EXILIO

Internet es probablemente uno de los símbolos más cercanos del fenómeno de la globalización. ¿Recuerdan el mundo antes de la aparición de internet? Probablemente, ya nada será igual que entonces, pero esta nueva filosofía (posmoderna) de las redes nos está cambiando el mundo. Y nosotros con él.

En un trabajo académico para la Universidad, comencé a hurgar en la red para encontrar sitios web relacionados con el exilio cubano, no sólo el de Miami. Y la cantidad de información era tan extensa que superó mis expectativas. Unas veces utilizando la herramienta de searching (búsqueda) o sencillamente navegando (browsing) a partir de ciertas páginas como cubanet.org iba encontrando testimonios y documentos de cubanos que viven en lugares diversos y que más allá del porqué de su emigración, añoran la isla a la que muchos de ellos no pueden volver. Internautas de Holanda, Suecia, España y sobre todo el estado norteamericano de la Florida tenían a Cuba en sus opiniones, fotos, críticas, añoranzas o recuerdos de la infancia.

La red les permite una libertad de la que no se goza en la isla, no hay censuras ni controles para opinar. Incluso en ciertos sitios web del gobierno cubano, puro ruido documental, hay referencias contra los llamados ‘gusanos’ y para todos los que abandoron la isla. Los gusanos son, según la terminología oficial socialista, los cubanos que viven 90 millas al norte del estrecho de la Florida, en Miami. El gobierno comunista los odia, pero sin embargo acepta sus remesas de dinero, de las cuáles se queda con un diez por ciento. Cuando algunos han vuelto de Miami, los familiares que se quedaron han agradecido mucho sus regalos, siempre con esa ironía propia del cubano.

- Mira, se fueron como gusanos, pero volvieron como mariposas.

La simple existencia de un sistema como internet cuya base es la libertad de acceso y de comunicación choca frontalmente con el arcaico modo de entender el mundo actual que tiene la dictadura antillana. Pero claro, en un país donde no existe prensa libre, los “ciudadanos” viven controlados por los sistemas de vigilancia de los CDR, y aún la comida se distribuye según las cartillas de racionamiento, evidentemente internet no es una necesidad de primer orden. Sin embargo, gracias a Internet, los que vivimos lejos de la dura realidad cubana nos informamos de que la cartilla de racionamiento pasa de tener 36 hojas a 20, es decir, que se raciona el papel de la cartilla de racionamiento.

Cuando pude visitar la isla por última vez, que no será la última, me interesé por la figura de Raúl Rivero, cuya página web alojada en el servidor de un diario español pedía su libertad, mostraba poemas de su cautiverio, e incluso aparecía transcrito ese juicio carente de garantías al que fue sometido por los intransigentes tribunales revolucionarios.

Mientras el exilio se duele en los océanos de internet, una joven generación de usuarios se asoma a la red, cada cual con su propio espítitu crítico o quizás sin él. La simpatía por los atavismos de aislamiento que representa la Revolución cubana, disfrazados de conquistas sociales, genera unas contradicciones dolorosas y enquistadas en el tiempo.

Es necesario aprender a nadar entre la propaganda.