10 de septiembre de 2007

TRES LATAS DE LECHE CONDENSADA

"En La Habana, sobre todo en La Habana Vieja y Central y aun en muchos barrios, en los barrios viejos, los habaneros nunca aceptaron los nombres nuevos de las calles y se siguieron llamando como al principio del repúblico o en la colonia, desmintiendo a las placas, los viejos nombres conservados por la tradición oral de la ciudad".

Guillermo Cabrera Infante. La Habana Para un Infante Difunto.

Calle Reina, años 50. Fotografía de Bedincuba.com.

La Rampa, Zulueta, Galiano, Teneinte Rey, Egido, Monte, Reina, Infanta, la Carlos III, Belascoáin... la verba cubana, ese cubaneo r(l)ampante que juega con los turistas en las esquinas de cada calle, resolviendo como interesados lazarillos de yumas sonrientes y despistados.

Por entonces, años de la República, había incluso publicidad en las calles comerciales, la que relataba Fausto Miranda, "usted es viejo, pero viejo de veldá".

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"Mis libros en Cuba cuestan tres latas de leche condensada". Así se mide el IPC de las editoriales prhibidas, como metáfora repetida de un homenaje humildea G. Caín, premio Cervantes en 1997. Otro homenaje es 'La plus que lente', del cubanísimo Debussy.


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Luis Margol lo dice más clarito que yo: ¿Zapatero en Varadero? Se le van a quitar las ganas.

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